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4. El máster: un nuevo modo de ver y vivir

El máster: un nuevo modo de vivir la pastoral familiar y nuestra propia familia

El máster: un modo nuevo de ver y vivir toda la realidad, comenzando por la familia.

Desde que abordamos el tema de la singularidad y la dignidad de cada persona, en nuestras reuniones de pastoral nos tratamos de un nuevo modo, con más respeto, familiaridad y confianza, siendo más conscientes de que todos somos hijos de Dios.

Vivimos de una manera distinta la fraternidad, sin forzar a nadie a que hable de los temas que estamos tratando. Cuando alguien se ofrece a hablar, lo hace con espontaneidad, para exponer su punto de vista y ofrecer ayuda a quien la necesite.

En casa también hemos platicado cuanto estudiamos en el máster y estamos haciendo lo posible por cambiar y adoptar un nuevo modo de respetarnos unos a otros.

A veces se nos olvida y nos enojamos, pero luego reflexionamos y tratamos de aplicar los estudios contenidos en el máster a todos los miembros de la familia: padres, hijos, nietos…

Tanto de los más grandes a los más pequeños como de los más pequeños a los más grandes, además de las familias vecinas y los familiares más retirados.

Desde que estudiamos la singularidad y dignidad de la persona,
 nos tratamos de un nuevo modo,
con más respeto, familiaridad y confianza,
conscientes de que todos somos hijos de Dios.

El máster: un nuevo modo de entender la sexualidad

En algunas reuniones, hemos tratado de la sexualidad, logrando que cada uno captara de un nuevo modo en qué consiste la sexualidad, lo maravillosa que es y lo mucho que puede ayudarnos a ser felices, a respetarnos unos a otros, sobre todo en los noviazgos y con las amistades.

Antes de realizar el máster, entendíamos la sexualidad casi como genitalidad y muchos tenían miedo de tratar del tema ante los demás. Después de acabarlo, lo enfocamos de un nuevo modo, mucho más sano y atractivo, y multitud de matrimonios se animaron a platicar con sus hijos y abordar el tema en las escuelas.

Hicieron ver a los maestros que se desviaban de la verdad, al tratar de introducir la ideología de género, y a veces surgían discusiones. Pero los padres, con la aportación de lo aprendido en el máster, estaban convencidos de que ellos tenían razón, que la sexualidad no es una ideología, sino parte maravillosa de la vida de cada persona.

Descubrieron, como decía, la belleza de la sexualidad.

El máster: un nuevo modo de vivir la relación con los hijos

Hemos tratado de transmitir a los padres que la natalidad es un gran privilegio, sabiendo que cada hijo forma parte del amor de sus padres y procurando vivirlo con nuestros hijos de una manera distinta: con más entrega a ellos desde antes de nacer y en cada etapa de su vida.

Todo lo anterior se traduce en convivir más con ellos; en respetarlos como personas, con independencia de la edad que tengan; en interesarse más por sus cosas, por sus calificaciones, por sus deportes; en decirles que los queremos y manifestarlo con hechos tangibles, no solo con palabras.

 Y hemos logrado bastante, poniendo en juego las sugerencias de lo estudiado en el máster: platicar más con ellos, hacer que se abran, que nos muestren más confianza, que nos cuenten sus problemas. Algunas veces no sucede así, pero seguimos intentándolo, acercándonos cada vez más a ellos y buscándole un nuevo modo de hacerlo.

Todo esto, aun sabiendo que los medios de comunicación social, el cine, la televisión y las nuevas tecnologías no ayudan mucho, pues no desaprovechan ocasión para introducir en lo que dicen y hacen la ideología desde pequeños.

Hemos tratado de transmitir a los padres
que la natalidad es un gran privilegio,
sabiendo que cada hijo forma parte del amor de sus padres
y procurando vivirlo con nuestros hijos.

el máster: un modo nuevo de ver
el máster: un modo nuevo de ver

El máster: un nuevo modo de afrontar los problemas

Algunos niños hiperactivos y de atención dispersa son agresivos. Pensamos que en parte se debe al abuso de los celulares, de los que aprenden actitudes inoportunas.

Lo que aprendimos en el máster nos ha ayudado a orientar la cuestión con más eficacia, y limitar el uso del celular, sobre todo en los juegos bélicos. No nos importa que estén tan acostumbrados a utilizarlo y que aprovechen cualquier momento para jugar con el celular. Con constancia e inventiva, seguimos avanzando.

La semana que hoy termina tuvimos “la semana de la familia”, que organiza la Pastoral Familiar cada año en toda la diócesis, pero enriquecida con todo lo que nos proporcionó el máster: cada día se da una plática diferente, dirigida a todos, papás, hijos, sobrinos, nietos, siempre que tengan edad para comprender lo que se trata. Y si son pequeños, para que vayan familiarizándose con la manera adecuada de ver y vivir estos asuntos.

El máster: un nuevo modo de concebir el amor

Hemos tratado en varias reuniones el amor humano, enfocándolo con mayor riqueza.

El amor nos ayuda a convivir, a respetar a los demás y procurar su bien. En el amor, entendido como aprendimos en el máster, la sexualidad tiene gran importancia, pues lleva a entregarse completamente a otra persona de diferente sexo, con un amor exclusivo y para toda la vida.

Este tipo de amor incluye a los hijos y nos otorga el privilegio de educarlos para que ellos también aprendan a amar y a ser felices: para que al alcanzar nuestro destino, que es Dios, lleguemos con el corazón más ancho, para poder amarlo más y entonces sí realizarnos plenamente.

Hemos abierto un curso para las personas que apenas son novios, que no están comprometidas, para que entiendan lo que es la persona humana y traten de comprenderse y respetarse más entre ellos.

Y para que empiecen a discernir si su vocación es el matrimonio y se abran en amistad a más jóvenes, compañeros de trabajo, de escuela, amigos; pero sobre todo a sus padres.

En las pláticas prematrimoniales hemos insistido en la preparación para llegar al matrimonio, utilizando también las herramientas proporcionadas por el máster: aprender que ese paso trae consigo obligaciones, pero también satisfacciones para uno mismo, para el cónyuge y para los hijos que vendrán.

Y darse cuenta de que para logar que esa unión dure toda la vida el valor principal es el amor conyugal, que ha de crecer día a día.

. . .  para que al alcanzar nuestro destino, que es Dios,
lleguemos con el corazón más ancho,
para poder amarlo más
y entonces sí realizarnos plenamente.

el máster: un modo nuevo de ver

El máster: un nuevo modo de ver el matrimonio y la familia

El matrimonio es el motor de toda la familia: es otra de las convicciones proporcionadas por el máster.

Los cónyuges han de procurar resolver los problemas, creando un ambiente de armonía, poniendo cada uno lo que esté de su parte: sobre todo, los padres deben testimoniar el amor que se tienen en las buenas y en las malas.

Cuando los problemas sobrepasan la capacidad de los cónyuges, pueden recurrir a un asesor familiar para que los oriente, no para que los resuelva, pues los problemas familiares solo puede resolverlos la propia familia.

En las pláticas sobre la familia hemos intentado que comprendan de un modo nuevo que la familia es el lugar idóneo para que los hijos vengan al mundo:

♣ En la familia se les espera con cariño, en un clima de armonía y de amor.

♣ En ella tendrán lo necesario para alimentarse y vestirse, un techo y un hogar en el que vivir tranquilos.

♣ Y, sobre todo, un espacio donde saberse amados y así aprender a amar a sus padres y a sus hermanos, y extender ese amor a la sociedad.

En toda familia hay diferencias en el modo de pensar y sentir. Les invitamos a afrontarlas de un modo nuevo: necesitan platicar entre sí, y los padres han de tomar en cuenta a sus hijos, respetando su dignidad de hijos de Dios y recordando que Dios se los “prestó” para que los eduquen y los hagan personas de bien.

El máster nos enseñó a movernos de un modo nuevo en nuestra propia familia: antes, cuando había diferencias, nos la pasábamos peleando o gritando a ver quién ganaba… y no se trata de eso..

Antes, cuando había diferencias,
nos la pasábamos peleando
o gritando a ver quién ganaba . . .

El máster: un nuevo modo de entender la felicidad y la autoestima

La persona humana aspira por naturaleza a ser feliz, como ya dijo Aristóteles.

Pero a veces la felicidad no se alcanza por la forma en que fuimos educados desde pequeños: nuestros padres nos ninguneaban y nos hacían sentirnos mal a solas o delante de los demás; y la autoestima creció tan débil que nos pensamos incapaces de realizar determinadas tareas o nos sentimos los últimos de los últimos.

Nos gustaría poner nuestro granito de arena para superar esta situación.

Mi párroco me ha propuesto formar un grupo de madres solteras, divorciadas y separadas, para ayudarlas y orientarlas. Pretendemos conocerlas y que se conozcan mejor, levantar su autoestima y transmitirles de un modo nuevo la grandeza de la persona y de la sexualidad.

Y también apoyarlas en la educación de sus hijos, en función de sus necesidades.

Propongo que se desarrolle un curso más amplio y profundo sobre la preparación al matrimonio y sobre el matrimonio mismo. Que se dé a conocer el amor necesario para llevar una vida armónica y feliz de un modo nuevo, tal como se nos ha explicado en el máster.

Necesitamos promover la belleza del matrimonio y la felicidad que nos puede proporcionar, si sabemos descubrir en él toda la maravilla con la que Dios lo ha querido.

Necesitamos promover la belleza del matrimonio
y la felicidad que nos puede proporcionar.

Saludos

Agustín de Loera Serrano
Aguascalientes, México