Homenaje a Tomás Melendo: presentación
Ante todo, muchísimas gracias a todos por su asistencia a este Acto, en el que vamos a dar un merecidísimo homenaje a Tomás Melendo, un gran maestro y una extraordinaria persona, si es que ambas cosas pudieran ser deslindadas.
Pues, según enseñó Gilson, el verdadero maestro, el auténtico sabio, es alguien «cuya vida intelectual es parte de su vida moral […], una persona que ha decidido, de una vez por todas, aplicar las exigencias de su conciencia moral a su vida intelectual» y —me permito añadir— los frutos de su actividad intelectual a todas las dimensiones de su vida.
Tú lo has conseguido, Tomás, y con matrícula de honor.
Por eso este homenaje.
Tomás Melendo, filósofo
Tus aportaciones a la filosofía, muy especialmente a la metafísica y a la antropología, son impagables; algunas de ellas serán puestas de manifiesto en este homenaje. Pero el modo en el que has sabido hacer vida dicha filosofía hace de ti un gran maestro del que aprender cada día.
Sinergia, lo llamarías tú, con muy buen criterio.
Coherencia vital, podría decir yo.
Algo solo al alcance de los grandes sabios, de los grandes pensadores, capaces de entender que los frutos de la actividad filosófica solo son realmente tales, solo hacen posible un auténtico crecimiento personal, si son integrados en la vida, en la vida vivida, dirías también tú; en una existencia que, en la misma medida en que se construye como camino hacia el bien, plenifica a su vez la misma actividad filosófica.
Tomás Melendo, maestro
Gracias, Tomás.
Gracias por tu magisterio.
Gracias por tus lecciones de filosofía que son, a su vez, lecciones vitales.
Gracias por el camino que iniciaste de la mano de tus padres, a los que no tuve la suerte de conocer, pero por quienes siento una profunda admiración, una admiración llena de agradecimiento por haber hecho posible —con su esfuerzo, con sus virtudes, con su educación— tanto como has aportado a nuestra existencia, a nuestra formación, a nuestro crecimiento, a nuestra Universidad.
A ellos les dedico un recuerdo pleno de reconocimiento y gratitud.
Tomás, tus aportaciones a la filosofía
muy especialmente a la metafísica y la antropología, son impagables;
pero el modo en que has sabido hacer vida esa filosofía
hace de ti un gran maestro, del que aprender cada día.
Tomás Melendo y el Máster en Ciencias para la familia
Y, en el plano más personal, Tomás, quiero darte públicamente las gracias por haber confiado en mí para uno de tus proyectos más queridos y que más frutos ha dado en la vida de tantas y tantas personas: el Máster en Ciencias para la familia.
Sus más de veinte ediciones hacen de este Máster uno de los Estudios Propios más longevos de la Universidad de Málaga, con muy numerosas promociones de alumnos de uno y otro lado del océano, que han querido sumarse a este homenaje, enviándote sus más sinceras palabras de agradecimiento y que hemos recogido en un volumen brillantemente prologado por María del Carmen Romero (homenaje a Tomás Melendo de los exalumnos y alumnos del Máster).
Y que, te puedo asegurar, es solo una obligada selección de los cientos de testimonios que en estos últimos tiempos hemos recibido y que ponen de manifiesto una vez más que lo que has hecho por la Universidad, por la sociedad y por las familias es muy, muy grande: una vida de entrega personal en plena coherencia con tu filosofía, bien merecedora del homenaje que ahora te brindamos.
Tomás Melendo, amigo
Cuando estabas perfilando este proyecto del Máster de familia, apenas me conocías y, sin embargo, confiaste en mí.
Y, con ello, me permitiste iniciar un apasionante camino en el que tanto he aprendido, tanto he recibido, tanto he crecido.
Pero, además, hiciste posible que mantuviera viva la esperanza de que, a pesar de los reveses sufridos, la perseverancia me haría posible un día alcanzar el sueño de prestar servicio dedicándome a la que siempre había entendido como mi auténtica vocación.
Ha sido un camino largo y nada fácil, lo sabes muy bien, pero del todo intransitable para mí sin tu confianza, sin tu acompañamiento, sin tu generosidad, sin tu constante apoyo.
Y aquí estoy, Tomás, ¡quién nos lo iba a decir!, presentando tu más que merecido homenaje.
Nunca pude imaginar un honor más grande.
Tomás Melendo, académico
El libro-homenaje a Tomás Melendo
Como parte de este homenaje a Tomás Melendo, hemos preparado un libro muy especial. Un libro en el que han colaborado más de 50 autores, todos amigos y compañeros que te han acompañado en tu camino y que no han dudado ni un momento en mostrar de este modo su admiración y agradecimiento hacia ti.
A todos ellos quiero expresarles mi más sincera gratitud.
Pero puedo asegurarte que son muchos más los que, bien por las difíciles circunstancias socio-sanitarias en las que se ha llevado a cabo este trabajo, bien por distintas dificultades personales y familiares, bien por diversos problemas de comunicación, no han podido adherirse al homenaje por este medio, y nos han hecho llegar sus testimonios por otras vías.
El de Tomás Melendo, un homenaje “trasatlántico”
El libro ha sido coeditado, en una alianza transatlántica, por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y por nuestra queridísima Asociación Edufamilia, una alianza que pone de manifiesto la proyección internacional de tu incansable labor a lo largo de todos estos años.
En este punto quiero expresar mi agradecimiento al profesor Roberto Casales, de la UPAEP, sin cuyo apoyo esta publicación no habría llegado a término.
Tomás Melendo, metafísico
El libro lleva por título Metafísica y familia.
¿Por qué este título genérico?
Porque la metafísica y la familia han sido y son las dos grandes pasiones académicas y vitales de Tomás Melendo, dos ámbitos que el maestro ha conseguido aunar como nadie mostrando a las claras, en la teoría y en la práctica, la perfecta sinergia que existe entre ambos.
Metafísica, persona y familia en el pensamiento de Tomás Melendo
El profesor Melendo ha conseguido construir una metafísica al servicio del conocimiento y el crecimiento de la persona y la familia, y ha sabido ofrecer una visión de estas fundada en la misma constitución ontológica de lo real, en el mismo ser de la persona y en su sublime vocación a la entrega.
Son muchos los elementos con los que podría ilustrar la estrecha vinculación entre metafísica y familia, pero solo acudiendo al núcleo mismo de lo real, solo dirigiendo nuestra mirada al ser y al orden trascendental que con él se constituye, se nos revela dicha vinculación en su intimísima radicalidad.
Y entre las propiedades trascendentales reluce con vigorosa luz la unidad: a mayor unidad, mayor verdad, mayor bondad, mayor belleza.
Pues bien, la unidad es ciertamente indivisión, pero una indivisión que puede y debe ser entendida como cohesión, que se manifiesta como trabazón interna y que se intensifica en la misma medida en que el acto de ser es más intenso y alcanza una mayor plenitud.
Y así, un ser más intenso ejercerá un mayor dominio sobre su esencia, sobre las propiedades que en esta recaen y sobre los accidentes extrínsecos.
De esta suerte, una realidad con mayor densidad ontológica integrará más íntimamente su esencia con y desde su ser, su materia con y desde su forma, sus accidentes con y desde su sustancia, y establecerá unos vínculos más estrechos con las realidades con las que forma comunidad o unidad de orden.
La metafísica y la familia han sido y son
las dos grandes pasiones académicas y vitales de Tomás Melendo,
dos ámbitos que ha sabido aunar como nadie,
mostrando a las claras, en la teoría y en la práctica,
la perfecta sinergia que existe entre ellos.
Metafísica-persona-y-familia: su unión en el pensamiento de Tomás Melendo
Con otras palabras.
A medida que una realidad goza de un ser más intenso, resulta más dañada por la división y es más hondamente afectado por la falta de cohesión e integración en cualquiera de los órdenes de sus composiciones, incluso y muy especialmente en las composiciones de orden, como pueden ser la sociedad, la vecindad, los amigos.
Y ¿cuál es la unidad de orden más natural y eminente en el ámbito personal?
Sin duda, la familia.
La familia, en cuanto más eminente unidad natural de orden, no es una mera agregación, sino una comunidad que determina en grandísima medida la intensidad de la unidad personal, participando muy hondamente en la misma cohesión o dispersión del individuo: se trata de una unidad natural de orden en la que se construye la propia vida y en la que se acrecienta o se empobrece la misma unidad, singularidad, autoposesión, libertad de la persona.
Pues bien, si la unidad es también comunidad y la familia como comunidad actúa como vínculo en el reino de lo humano de un modo intimísimo, podemos decir que cada uno de nosotros, en cierto sentido, pero en un sentido especial, excelente ¡y metafísico!, somos la familia a la que pertenecemos.
Y lo somos desde lo más íntimo de nuestro ser, de tal modo que la plenificación de nuestro propio acto de ser personal depende en muy buena medida de la calidad de nuestras relaciones familiares.
Y así se justifica la profundísima vinculación entre metafísica y familia, sobre la que tanto y tan bien ha trabajado y enseñado nuestro queridísimo profesor Tomás Melendo.
Tan solo este logro me parece merecedor de un homenaje como el que hoy en cierto modo culmina, uniendo de nuevo filosofía y vida vivida, metafísica y familia.
Y así se justifica la profundísima vinculación entre metafísica y familia,
sobre la que tanto y tan bien ha trabajado y enseñado
nuestro queridísimo profesor Tomás Melendo.
Tomás Melendo, padre de familia
Por este motivo, mi agradecimiento más especial de esta tarde va dirigido a la familia de nuestro querido Tomás.
Muy particularmente a su esposa Lourdes, pero también a sus hijos, María, Tomás, Nacho, Lourdes, Irene, Antonio y María José (con sus respectivos cónyuges, cuando es el caso), y a sus nietos, Jaime, Pablo, Alejandro, Tomás, Santiago, Inés, Miriam, Héctor, Gonzalo, Carlos y Áyax.
Pues, por cuanto he intentado esbozar en esta última parte, la grandeza de su persona es la grandeza de su familia.
Muchísimas gracias.
Por este motivo, mi agradecimiento más especial de esta tarde
va dirigido a la familia de nuestro querido Tomás.
Pues, por cuanto he intentado esbozar en esta última parte,
la grandeza de su persona es la grandeza de su familia.
Gabriel Martí Andrés
Doctor en Filosofía
Universidad de Málaga
gmartian@uma.es